Son muchas las tradiciones que jalonan las celebraciones navideñas en diversas poblaciones de la denominada Montaña alicantina. Ibi, sin ir más lejos, celebra, desde el día de Santa lucía hasta el de Reyes, sus singulares Festes d’Hivern cuyo capítulo más famoso lo protagonizan año tras año els enfaninats en su batalla campal entre la Justicia Nova y l’Oposició a primeras horas de cada 28 de diciembre en la plaza de la Iglesia. Sus bromas y pringues suelen aparecer en múltiples informativos de todo tipo de medios de cualquier parte del mundo y, claro, de los telediarios españoles.
En la vecina Onil ultiman los preparativos para, como cada Nochebuena, celebrar la tradicional Nit dels Fatxos, una especie de teas de esparto realizadas artesanalmente y que una vez encendidas se ruedan al viento para espantar todo mal en noche tan “santa”.
Los "fatxos" están hechos a mano con esparto verde y seco cogido días antes de Nochebuena en la Sierra de Onil. El esparto seco o parte baja del espartal ("totxera") se le llama "totxa" que es el componente esencial del "fatxo", el esparto verde sirve para atar el fatxo y finalizarlo con un trenzado a modo de cuerda por donde se podrá coger, para encenderlo por la punta del esparto seco y rodar el fatxo hasta que se consuma.
Esta tradición centenaria comenzó como una celebración pagana, donde nuestros antepasados pastores, hacían fatxos en la Sierra de Onil para iluminarse y dar calor a sus hogares durante el frío, posteriormente esta celebración pagana se convirtió en fiesta religiosa cristiana en Onil, con el fuego como elemento purificador, donde todos los años se ruedan fatxos como molinetas o haciendo molinillos como inicio de la Navidad y con el simbolismo de darle calor al Niño Jesús o "Jesuset".
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